Paciencia
Paciencia
La paciencia es el valor que nos hace como personas: tolerar, comprender, padecer y soportar los contratiempos y las advertencias con fortaleza y por ende sin lamentos; esto es posible porque uno aprende a actuar acorde a cada circunstancia, moderando las palabras y la conducta en esos momentos.
La paciencia es un rasgo de carácter que nos permite pasar por situaciones caóticas sin derrumbarnos, nos permite educar a nuestros hijos sin gritos y aceptar a los compañeros de trabajo sin deprimirnos, entre muchas otras cosas.
La paciencia es la virtud de mantener la calma ante la adversidad y los momentos de necesidad. Es importante destacar que es diferente de la pasividad frente al dolor; por el contrario, la paciencia mantiene la calma para encontrar las soluciones a los momentos difíciles, o por lo menos, para evitar que estos sean peores.
La existencia humana conlleva pruebas y desafíos que afectan negativamente la salud, la estabilidad económica, las relaciones afectivas, etc. Ante estas circunstancias se presentan varias respuestas por parte del sujeto; estas pueden agruparse entre actitudes positivas y negativas; las primeras resuelven los problemas, los atenúan o al menos evitan empeorarlos cuando carecen de solución; las segundas, por el contrario, sumen a la persona en el derrotismo, en el enojo infecundo que se opone inútilmente a sus semejantes y en el empeoramiento de los problemas. El primer camino para tomar las mejores decisiones suele comenzar por la paciencia.